viernes, 9 de octubre de 2009

Una Noche de Disco


Comenzaré contando quien soy, que hago y porqué ahora estás leyendo este blog...


A simple vista soy como cualquier otro joven de 24 años, estudiante destacado de la carrera de Medicina Humana de una de las pocas universidades que hay en mi ciudad, que para no hacerle publicidad gratuita ni evidenciarme más de lo que estoy haciendo describiéndome (ya sabrás porque), no mencionaré el nombre.


Por obra y gracia de mi dedicación y esfuerzo ingresé ocupando el primer puestos entre todos los postulantes que, para vanagloria mía, eran cientos; me saqué la mugre estudiando y estudiando durante un año entero, evitando salir a fiestas y a reuniones de amigos sólo para poderme dar la satisfacción de ingresar en primer intento a la carrera que tantos pululan. Pasaba horas y horas leyendo todo material preparatorio que llegase a mis manos; algunos decían que exageraba con todo eso del estudio porque siempre era el primero en llegar al aula del preuniversitario para estar practicando incluso antes de que abrieran el local (me había hecho amigo del guardián y este me dejaba entrar y yo en retribución, a diario le llevaba un sándwich de pollo y un jugo); era también siempre el último en retirarme de las aulas, había días en que me quedaba dormido en alguna aula, sobre alguna carpeta y a media noche el guardián me despertaba para que vaya a dormir a casa... era una época de total concentración, tanto así que más de una enamorada me dejó por no prestarles atención ni importancia (si llegué a tener enamorada en esa época era porque nunca faltaba la chica que a la hora del almuerzo me hiciese amena conversación y luego de algún tiempo se me declarase; mi inteligencia y seriedad las atraía como néctar a abeja). En realidad, sólo las aceptaba porque prefería tener sólo a una tras de mi que a diez tratando de hacer méritos para que me fijara en ellas, y como la mayoría de las chicas nunca da el primer paso, la mayoría desistía al no ver indicio alguno de que yo fuese quien de el salto. De las cuatro chicas que acepté (en diferentes tiempos de soltería, claro), tres de ellas se fueron con otro a las semanas o al mes de sus mandadas, pero fue Patricia, una de las pocas chicas inteligentes y estudiosas que había en el aula, quien supo aceptarme en un momento en que no tenía tiempo ni para respirar y no le fastidió que no le prestara la atención que se le debe dar a una muy abnegada enamorada que a veces se quedaba acompañándome mientras yo estudiaba sólo para despertarme si cabeceaba o para traerme algo de beber o comer cuando de eso me olvidaba, claro que ella también estudiaba las veces que se quedaba, y por eso también ingresó en muy buen puesto pero a la carrera que ella postulaba, que tampoco era una de las más fáciles...


Finalmente llegó el día del examen de admisión, el día anterior no estudié nada, me sentía muy confiado y preferí salir con un par de amigos y amigas, que no postulaban, a dar unas vueltas por algún lugar nocturno de la ciudad. Claro que regresé temprano a casa para poder descansar bien y despertar muy temprano para ir a hacer la cola y ser uno de los primeros en tomar posición en el local que me tocaba dar el examen.


El examen duró dos horas, pero yo lo terminé en la primera y tuve que esperar hasta que los docentes diesen la orden de salir; estuvo muy fácil, pero me daba que pensar que a la salida veía muchos postulantes con caras de tristeza, desilusión y preocupación...


Como era de esperar, mi nombre salió en primera y con el más alto puntaje entre todos los postulantes a las distintas carreras... Esa noche sí salí a divertirme como no lo había hecho en todo un año, me divertí a más no poder, hasta, literalmente, ya no sentir las piernas de tanto bailar, era la primera salida que teníamos como enamorados Paty y yo (ya eran tres meses desde que empezamos y nunca habíamos salidos juntos)... pero esa noche, pasó algo que nunca mi mente ha de olvidar, algo que marcó mi vida para siempre, algo que ahora, estando a unos cuantos meses de terminar mi internado y comenzar mi residentado, ya ganado, en neuropsiquiatría y escribiendo esto para ayudarme, comprendo que fue lo que desencadenó, lo que hoy motiva a que escriba este blog...


Entrada ya la madrugada, había gente que ya estaba por mucha alcoholizada, y eso a Paty y a mi ya nos incomodaba, mis amigos ya se habían retirado hacía unos pocos minutos y no me esperaron porque Paty había entrado al baño y una de las chicas del grupo se había puesto mal, no tardé en despedirme de mis amigos y fui a buscar a Patricia al baño. Al acercarme a la puerta, un escalofríos me recorrió por todo el cuerpo, al mismo tiempo que vi salir del baño de damas a un hombre mariado, alto, con chaqueta de cuero negro y con un pañuelo envolviéndole la mano... Me apresuré hacia la puerta, y grité llamando -¿PATY?-... un horrible presentimiento se apoderó de mi al ver que por el piso de uno de los retretes, se difundía un espeso charco rojo oscuro, me acerqué temblando y era ella, con el vestido destrozado y ensangrentado con una expresión de dolor en los ojos, inerte, sin pulso ni respiración, MUERTA, con un gran corte en la yugular...


Corrí a buscar a ese hombre, alguien me dijo que ya había salido de la discoteca, salí y lo vi a la otra cuadra, lo alcancé y le grité, se dio vuelta, me miró y sonrió como sorprendido y eso me llenó de rabia, lo único a lo que atiné lleno de odio fue en darle un empujón, aunque era del doble de mi altura cayó muy fácil, -¿QUÉ TE PASA?- me gritó -¿POR QUÉ LA MATASTE?- respondí, y antes que pudiera responderme algo, le reventé la cabeza con un palo grueso que arranqué, no sé como, de la puerta de una casa abandonada que había en el lugar, no paré de hacerlo hasta ver que su enorme cabeza se había reducido a un pedazo de alfeñique sobre la pista. En ese momento, mi dolor y cólera se convirtió en una sensación extraña al ver como su cerebro ensangrentado adornaba parte de la calle... se los juro, para mi desgracia y de otras personas más, fue agradable aquella sensación.


Regresé a la discoteca luego de cobrar venganza y ya la gente se había amontonado en el baño para satisfacer su necesidad morbosa de ver el cadáver, no pasó ni un minuto para que llegara la policía y despejaran el lugar, fui llevado a la comisaría donde fui interrogaron, conté lo que pasó pero no incluí la parte de la venganza, me creyeron... al rato entró un gordo policía diciendo que encontraron al asesino a una calle de la discoteca, reí en mi interior por la desdicha que había tenido el desgraciado ese, pero grande fue mi sorpresa al ver entrar esposado y a empujones a un hombre viejo, flaco, con pinta de fumón, con los pantalones y las manos ensangrentadas -Este es el desgraciado- dijo otro oficial al mismo tiempo que mostraba en una bolsa con cierre, de esas que usan los detectives, un cuchillo de cocina ensangrentado y en la otra mano, la cartera de Patricia... -Capitán, encontramos un hombre asesinado en otra calle- entró diciendo otro policía... es ahí que descubrí, que había matado al hombre equivocado, un inocente que no tenía nada que ver con la muerte de mi Paty...

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