domingo, 29 de noviembre de 2009

EN LA LAGUNA

Rápido paso el tiempo, y ya eran dos años desde los crímenes, desde ese tiempo no había vuelto a tener enamorada a pesar de que varias chicas me buscaban; en realidad no sé, pienso que en el fondo no pude superar la muerte de Paty, a pesar que desde su muerte no me he sentido mal, ni triste, ni he llorado, ni la he extrañado; algo pasó en mi interior que ya no me permitió sentir nada por nadie, perdí todo interés por las personas casi sin notarlo, pero sólo en el sentido amoroso, porque aun hoy tengo muchos amigos y amigas que me aprecien y estiman por lo que soy o por lo que creen que soy o creen que no soy...

Hoy les voy a contar que me pasó un día de Abril.
Había, como habitualmente hay en mi universidad, huelga de docentes que ya iba por el mes... pues bien, un día, entre un grupo de amigos de la universidad quedamos en salir de paseo y acampar en alguna playa o recreo turístico semi-natural, es decir, donde estemos rodeados de la naturaleza de esta parte del país...


Salimos muy temprano por la mañana a encontrarnos en el paradero de los buses, éramos un grupo de 18 amigos que partimos al relax y diversión en un sólo bus que llenamos sin dejar ni un sólo espacio para otras gentes que no fuésemos nosotros, por no mucha casualidad, nueve mujeres y nueve varones... Al llegar nos instalamos, dejamos las cosas en una pequeña maloca que había en el lugar, y nos fuimos a nadar; no había gente, era día de semana, cuando todos trabajan menos los universitarios en huelga, así que teníamos el recreo para nosotros solos...


Aracely era una compañera en la facultad, una chica tranquila, timidona y agraciada, blanca, de tes fina y rasgos bonitos, su cara redonda hacía juego con sus grandes ojos pardos y labios rosa y pequeños, de cabello castaño y medianamente largo que me encantaba verlo suelto y con una dentadura que podía dejar envidiosa a las chicas de las propagandas de pasta dental, no por nada tenía un padre odontólogo muy conocido por ser uno de los mejores en la ciudad...


De un golpe todos saltamos al agua helada, menos Aracely, quien desde la maloca nos miraba, desde el agua la llamábamos pero nos decía que luego -Que se caliente un poco el aguadecía. Yo, en realidad notaba un poco de tristeza en su rostro soñador. Luego de un corto rato en el agua decidí salir a acompañarla; conversamos, nos conocimos un poco más de lo que ya nos conocíamos, me contó que andaba un poquito triste porque un día como ese pero 10 años antes, su madre había fallecido en un accidente, y que para ese tiempo, era ella quien le estaba ensañando a nadar... -Jamás terminé mis clases- me dijo. Yo me ofrecí a enseñarle a nadar si es que ella lo deseaba, aunque con pena y duda, accedió.


No era mala alumna, es más prácticamente su madre había hecho todo el trabajo y ella ya sabía nadar, nada más le faltaba confianza, no tardó mucho tiempo en entrar a la parte profunda de la laguna donde estaba en resto del grupo y casi sin darnos cuanta ya se había pasado la mañana, luego del almuerzo descansamos, jugamos unos partidos de fútbol y voleibol, sapo, hicimos un concurso de nadadores en el que quedé segundo, Aracely, la que no nadaba, nos ganó, a mi y a 4 personas más; hasta ese momento una revelación y promesa en natación la muchacha, pero nadie se imaginó lo que el día siguiente habría de pasar. Luego de una larga noche con guitarra cantando y bailando, al pie de una fogata y teniendo como líquido elemento unas cuantas botellas de vino, tequila, cerveza y ron, todos nos fuimos a dormir, unos más afectados por el alcohol que otros (aunque estos chicos tenían un buen hígado, ya que nadie tiró su almuerzo y cena). Aracely y yo la pasamos de lo mejor, nosotros no tomamos tanto como los otros, simplemente contemplábamos y nos reíamos de como con el pasar de las horas los chicos se ponían más alegres y jocosos. Al llegar la hora de irnos a dormir entramos juntos a mi carpa, conversamos riéndonos hasta que nos quedamos callados en medio de la oscuridad que había dentro la carpa en una noche sin luna y nos empezamos a besar, nos besamos sin poder parar, nos besamos como si siempre hubiésemos esperado ese momento, no dijimos nada y continuamos hasta quedar muy felices los dos...


Amaneció muy temprano, algunos decidimos nadar un poco antes de irnos, Aracely se quedó comiendo algo en la maloca, no nos perdíamos las vista, a cada instante, yo en el agua y ella en tierra, nos besábamos con el encuentro de nuestras miradas. Los demás chicos fueron saliendo del agua hasta quedar sólo yo en ella, Martha, chica alta y de buen cuerpo, amiga de Aracely, le dijo en voz alta y en tono de complicidad que se metiera al agua y me sacara para poder irnos; después de pensarlo un poco, Aracely, fue corriendo hasta una especie de rampa que daba a la parte profunda de la pequeña laguna, se lanzó de un clavado, al ver que no salió al instante, nadé hacia donde se había sumergido, al llegar me zambullí, nadie se había dado cuenta de lo que ocurría; sumergido la pude con los ojos abiertos, me miró con ojos de miedo, la miré y la guiñé, pude en ese instante haberla jalado hacia arriba pero me detuve, una sensación extraña me recorrió el cuerpo cuando me extendió la mano y no se la recibí. En ese momento, su mirada de miedo cambió por mirada de horror, como si hubiera visto mi alma y en ella a la muerte; la contemplé hasta quedarme sin oxígeno en los pulmones, salí a respirar y fue ahí cuando grité que Aracely se había hundido, no salía y no sabía donde estaba, tomé otro bocado de aire y me sumergí nuevamente. Su brazo extendido empezó a caer en cámara lenta y los ojos se le cerraron lentamente, en ese momento, la tomé del brazo, sentí el chapuzón de los chicos que vinieron a socorrer, la tiré con fuerza y la saqué a la superficie, mis amigos me ayudaron a sacarla del agua y a llevarla a tierra; muy pálida, con los labios morados, no respiraba y no tenía pulso, procedimos a tratar de resucitarla con masajes cardíacos y respiración artificial, no funcionó, se había ido. En el hospital sólo fue declarada cadáver y se la pasó a la morgue... 


La investigación y los interrogatorios concluyeron que fue un accidente, ninguno de los demás muchachos se había percatado de lo ocurrido hasta que yo grité, así que todos coincidían con mi declaración, en el fondo de la laguna había una red de pescar vieja, que había hecho atajar uno de sus pies, y fue eso lo que le impidió salir a flote...


El papá de la muchacha no pudo soportar la carga de haber perdido ahora a su única hija y a la semana siguiente se suicidó; una manera muy impulsiva de reunirse con los amores de su vida...



sábado, 24 de octubre de 2009

El Día Después de...

El día siguiente fue un día muy cansado, el día transcurrió entre la morque, policía y casa de Patricia, no dormí, no comí y apenas me senté unos minutos para acompañar en su dolor a la madre a quien le habían arrebatado de la noche a la mañana, a la única hija que llenaba de alegría y satisfacciones la vida de una mujer abandonada por un hombre, que al enterarse de su embarazo huyó a refugiarse quien sabe donde, porque desapareció de la faz de la tierra sin que nadie de razón de su paradero. Desde aquel día, nada se volvió a saber de él, ni tampoco doña Soledad hizo mayores esfuerzos para tratar de encontrarlo, total, esa clase de hombre no valía la pena ni como esposo ni como padre de la aun no nacida criatura. Habían pasado apenas 10 minutos desde que me senté a acompañar a aquella madre, cuando llegó el cura quien llevaría a cabo una misa de cuerpo presente, me retiré; esas misas para muertos, sólo me dejan con un nudo en la garganta, aparte que no soy muy adepto a las misias religiosas, suelo aburrirme con facilidad y termino bostezando en plena lectura de los "Santos Evangelios".


Por la noche, en casa, no pude dormir, a pesar de haber estado en vigilia por más de 24 horas, y tener los ojos por demás rojos, no podía conciliar el sueño, me revolcaba y revolcaba, y en mi mente sólo aquellas imágenes traumantes: un piso ensangrentado, el palo ensangrentado, la cabeza de aquel hombre destrozada e irreconocible, era todo lo que veía al cerrar los ojos; no dormí nada aquel día, a las 5 de la mañana me levanté de la cama y salí a correr en una plaza que no queda lejos de mi casa. No corrí mucho, estaba muy débil por que no había comido desde la noche del homicidio. El entierro fue por la tarde, fue muy penoso ver como sufría la madre al ver como la tierra llenaba el foso donde descansaría el ataúd con los restos inertes de una muchacha inteligente y estudiosa, llena de vida y de labios rosa, de una muchacha que sólo celebraba el comienzo de su vida...


Esa noche, tampoco dormí...



viernes, 9 de octubre de 2009

Una Noche de Disco


Comenzaré contando quien soy, que hago y porqué ahora estás leyendo este blog...


A simple vista soy como cualquier otro joven de 24 años, estudiante destacado de la carrera de Medicina Humana de una de las pocas universidades que hay en mi ciudad, que para no hacerle publicidad gratuita ni evidenciarme más de lo que estoy haciendo describiéndome (ya sabrás porque), no mencionaré el nombre.


Por obra y gracia de mi dedicación y esfuerzo ingresé ocupando el primer puestos entre todos los postulantes que, para vanagloria mía, eran cientos; me saqué la mugre estudiando y estudiando durante un año entero, evitando salir a fiestas y a reuniones de amigos sólo para poderme dar la satisfacción de ingresar en primer intento a la carrera que tantos pululan. Pasaba horas y horas leyendo todo material preparatorio que llegase a mis manos; algunos decían que exageraba con todo eso del estudio porque siempre era el primero en llegar al aula del preuniversitario para estar practicando incluso antes de que abrieran el local (me había hecho amigo del guardián y este me dejaba entrar y yo en retribución, a diario le llevaba un sándwich de pollo y un jugo); era también siempre el último en retirarme de las aulas, había días en que me quedaba dormido en alguna aula, sobre alguna carpeta y a media noche el guardián me despertaba para que vaya a dormir a casa... era una época de total concentración, tanto así que más de una enamorada me dejó por no prestarles atención ni importancia (si llegué a tener enamorada en esa época era porque nunca faltaba la chica que a la hora del almuerzo me hiciese amena conversación y luego de algún tiempo se me declarase; mi inteligencia y seriedad las atraía como néctar a abeja). En realidad, sólo las aceptaba porque prefería tener sólo a una tras de mi que a diez tratando de hacer méritos para que me fijara en ellas, y como la mayoría de las chicas nunca da el primer paso, la mayoría desistía al no ver indicio alguno de que yo fuese quien de el salto. De las cuatro chicas que acepté (en diferentes tiempos de soltería, claro), tres de ellas se fueron con otro a las semanas o al mes de sus mandadas, pero fue Patricia, una de las pocas chicas inteligentes y estudiosas que había en el aula, quien supo aceptarme en un momento en que no tenía tiempo ni para respirar y no le fastidió que no le prestara la atención que se le debe dar a una muy abnegada enamorada que a veces se quedaba acompañándome mientras yo estudiaba sólo para despertarme si cabeceaba o para traerme algo de beber o comer cuando de eso me olvidaba, claro que ella también estudiaba las veces que se quedaba, y por eso también ingresó en muy buen puesto pero a la carrera que ella postulaba, que tampoco era una de las más fáciles...


Finalmente llegó el día del examen de admisión, el día anterior no estudié nada, me sentía muy confiado y preferí salir con un par de amigos y amigas, que no postulaban, a dar unas vueltas por algún lugar nocturno de la ciudad. Claro que regresé temprano a casa para poder descansar bien y despertar muy temprano para ir a hacer la cola y ser uno de los primeros en tomar posición en el local que me tocaba dar el examen.


El examen duró dos horas, pero yo lo terminé en la primera y tuve que esperar hasta que los docentes diesen la orden de salir; estuvo muy fácil, pero me daba que pensar que a la salida veía muchos postulantes con caras de tristeza, desilusión y preocupación...


Como era de esperar, mi nombre salió en primera y con el más alto puntaje entre todos los postulantes a las distintas carreras... Esa noche sí salí a divertirme como no lo había hecho en todo un año, me divertí a más no poder, hasta, literalmente, ya no sentir las piernas de tanto bailar, era la primera salida que teníamos como enamorados Paty y yo (ya eran tres meses desde que empezamos y nunca habíamos salidos juntos)... pero esa noche, pasó algo que nunca mi mente ha de olvidar, algo que marcó mi vida para siempre, algo que ahora, estando a unos cuantos meses de terminar mi internado y comenzar mi residentado, ya ganado, en neuropsiquiatría y escribiendo esto para ayudarme, comprendo que fue lo que desencadenó, lo que hoy motiva a que escriba este blog...


Entrada ya la madrugada, había gente que ya estaba por mucha alcoholizada, y eso a Paty y a mi ya nos incomodaba, mis amigos ya se habían retirado hacía unos pocos minutos y no me esperaron porque Paty había entrado al baño y una de las chicas del grupo se había puesto mal, no tardé en despedirme de mis amigos y fui a buscar a Patricia al baño. Al acercarme a la puerta, un escalofríos me recorrió por todo el cuerpo, al mismo tiempo que vi salir del baño de damas a un hombre mariado, alto, con chaqueta de cuero negro y con un pañuelo envolviéndole la mano... Me apresuré hacia la puerta, y grité llamando -¿PATY?-... un horrible presentimiento se apoderó de mi al ver que por el piso de uno de los retretes, se difundía un espeso charco rojo oscuro, me acerqué temblando y era ella, con el vestido destrozado y ensangrentado con una expresión de dolor en los ojos, inerte, sin pulso ni respiración, MUERTA, con un gran corte en la yugular...


Corrí a buscar a ese hombre, alguien me dijo que ya había salido de la discoteca, salí y lo vi a la otra cuadra, lo alcancé y le grité, se dio vuelta, me miró y sonrió como sorprendido y eso me llenó de rabia, lo único a lo que atiné lleno de odio fue en darle un empujón, aunque era del doble de mi altura cayó muy fácil, -¿QUÉ TE PASA?- me gritó -¿POR QUÉ LA MATASTE?- respondí, y antes que pudiera responderme algo, le reventé la cabeza con un palo grueso que arranqué, no sé como, de la puerta de una casa abandonada que había en el lugar, no paré de hacerlo hasta ver que su enorme cabeza se había reducido a un pedazo de alfeñique sobre la pista. En ese momento, mi dolor y cólera se convirtió en una sensación extraña al ver como su cerebro ensangrentado adornaba parte de la calle... se los juro, para mi desgracia y de otras personas más, fue agradable aquella sensación.


Regresé a la discoteca luego de cobrar venganza y ya la gente se había amontonado en el baño para satisfacer su necesidad morbosa de ver el cadáver, no pasó ni un minuto para que llegara la policía y despejaran el lugar, fui llevado a la comisaría donde fui interrogaron, conté lo que pasó pero no incluí la parte de la venganza, me creyeron... al rato entró un gordo policía diciendo que encontraron al asesino a una calle de la discoteca, reí en mi interior por la desdicha que había tenido el desgraciado ese, pero grande fue mi sorpresa al ver entrar esposado y a empujones a un hombre viejo, flaco, con pinta de fumón, con los pantalones y las manos ensangrentadas -Este es el desgraciado- dijo otro oficial al mismo tiempo que mostraba en una bolsa con cierre, de esas que usan los detectives, un cuchillo de cocina ensangrentado y en la otra mano, la cartera de Patricia... -Capitán, encontramos un hombre asesinado en otra calle- entró diciendo otro policía... es ahí que descubrí, que había matado al hombre equivocado, un inocente que no tenía nada que ver con la muerte de mi Paty...